viernes , 26 abril 2024

Grave incendio en la catedral de Notre Dame de París, joya del gótico europeo

Paris: Era el final de un día despejado, la hora en que los parisienses regresaban a casa tras la jornada laboral o se agolpaban en los cafés, y los turistas disfrutaban de la primavera de París, cuando estalló un incendio que quedará grabado en la historia gloriosa y trágica de esta ciudad. El fuego devastó ayer la catedral de Notre Dame, símbolo de la capital francesa, Patrimonio Mundial de la Unesco y uno de los monumentos más visitados del mundo. La aguja y el techo se hundieron. Llegó a temerse un desastre total, pero hacia las 23.00 los bomberos aseguraron que la estructura y las torres estaban a salvo. Nuestra Señora de París había sobrevivido a la destrucción, pero reparar los destrozos puede llevar años.

Quienes en esa hora paseaban por las calles y millones de personas en el mundo asistieron alucinados en vivo, o por televisión, en sus ordenadores o móviles a la destrucción del edificio más conocido de

Era el final de un día despejado, la hora en que los parisienses regresaban a casa tras la jornada laboral o se agolpaban en los cafés, y los turistas disfrutaban de la primavera de París, cuando estalló un incendio que quedará grabado en la historia gloriosa y trágica de esta ciudad. El fuego devastó ayer la catedral de Notre Dame, símbolo de la capital francesa, Patrimonio Mundial de la Unesco y uno de los monumentos más visitados del mundo. La aguja y el techo se hundieron. Llegó a temerse un desastre total, pero hacia las 23.00 los bomberos aseguraron que la estructura y las torres estaban a salvo. Nuestra Señora de París había sobrevivido a la destrucción, pero reparar los destrozos puede llevar años.

Vista del incendio en la catedral de Notre Dame de París, este lunes. En vídeo, imágenes del devastador fuego en el emblemático monumento. IAN LANGSDON (EFE) | EFE/REUTERS

Quienes a esa hora paseaban por las calles y millones de personas en todo el mundo asistieron alucinados en vivo, o por televisión, en sus ordenadores o móviles a la destrucción del edificio más conocido de la ciudad junto a la Torre Eiffel, nueve siglos de piedras bajo las llamas que todo lo devoran y que dejarán una herida que tardará en repararse.

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Cerca de la medianoche, cuando el fuego parecía controlado, el presidente francés, Emmanuel Macron, acudió por segunda vez ayer al pie de la catedral, y declaró: “Se ha evitado lo peor, aunque la batalla no se ha ganado del todo”. “Gracias a la valentía [de los bomberos] se han salvado las torres y la fachada”, añadió, antes de anunciar una colecta nacional e internacional para la reconstrucción: “Reconstruiremos Notre Dame, porque es lo que los franceses esperan, lo que nuestra historia merece, nuestro destino profundo”.

El incendio se declaró hacia las 18.50. Su origen se encuentra en las obras de renovación que se realizaban en el viejo templo, según las primeras informaciones oficiales. Los turistas de la zona fueron desalojados. Los obreros que trabajan en la restauración del edificio no se hallaban en aquel momento. La Fiscalía de París ha abierto una investigación por destrucción involuntaria por incendio. La ausencia de víctimas mortales —solo un bombero sufrió heridas graves en las operaciones de rescate— es la única buena noticia de la noche de fuego y cenizas en la isla de la Cité, en el Sena, en el corazón de la capital, el lugar al que ningún visitante puede dejar de acudir, punto de encuentro entre las dos riberas de París, kilómetro cero de Francia, epicentro de una urbe vibrante golpeada en años recientes por atentados sangrientos, pero nunca por una destrucción del patrimonio que puede recordar a los incendios de los teatros del Liceo en Barcelona en 1994 y La Fenice en Venecia dos años después.

“Todo está ardiendo. De la estructura, que data del siglo XIX por un lado y del XIII por otro, no quedará nada”, dijo tras declararse el siniestro André Finot, portavoz de Notre Dame, a la agencia France Presse. “Está ardiendo un gran lugar de la fe católica”, señaló un portavoz del arzobispado. “Mis colegas intentarán entrar dentro, pero el objetivo es no perder hombres”, destacó un bombero, citado por el mismo medio.

Cuando la aguja y el techo de Notre Dame se derrumbaron, cerca de una hora después de que saltasen las primeras llamas y del tejado saliese una humareda visible desde buena parte de la ciudad, lo que se hundió fue más que una vieja iglesia gótica. Construida entre los siglos XII y XIV, emblema del catolicismo francés y atracción turística que recibe unos 13 millones de visitantes anuales, en sus naves se resumía una parte de la historia de París y Francia.

Era lo más arcaico que quedaba hecho cenizas y, a la vez, ante las miradas de todo el planeta, que seguía segundo a segundo el incendio como un espectáculo siniestro en tiempo real. Una versión actualizada y, por fortuna, sin la devastación humana de los ataques terroristas de 2001 en Nueva York. Unos 400 bomberos participaron en las tareas de extinción. La isla de la Cité fue parcialmente evacuada.

Tomada del periódico El Pais.

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