martes , 8 octubre 2024

La ley y el hombre

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Ninguna sociedad avanza ni se desarrolla si sus ciudadanos y autoridades irrespetan continuamente las leyes. Desde la existencia de los primeros pobladores, han existido normas que deben ser respetadas. Cuando estas se quiebran, se violan o se aplican de forma limitada, impera el caos y el desorden. En nuestro país tenemos leyes para TODO, la mayoría, según los expertos, MUY BUENAS y funcionales. El problema está en su aplicación de forma correcta y sin mirar a quien. Los responsables de aplicarlas no deben actuar de forma caprichosa, ni sujeto a tarjetitas y llamadas telefónicas.

Si nuestras autoridades, dejan pasar las violaciones, sin que se aplique la ley con firmeza y justeza, no vamos para ningún lado. Pasa con la ley de Migración, la ley de partidos, la de control mobiliario y un largo etcétera.

Por ejemplo, en el tránsito. Existe una ley que obliga a que todo ciudadano que posea un vehículo, carro, camión, motocicleta, debe adquirir una placa o marbete. Es inaceptable que se le permita a un funcionario, oficial militar o policial, un agente o a un simple “padre de familia”, recorrer nuestras calles y carreteras sin estar provisto de este documento. La información que acaba de ofrecer la Dirección General de Impuestos Internos, de que 51% del parque vehicular no ha adquirido el marbete, muestra la irresponsabilidad de muchos ciudadanos. Creo que esto sucede por la falta de un régimen de consecuencias y la permisividad. Eso, acompañado del oportunismo político y sindical.

Esto último lo digo porque cada año, al vencerse el plazo para obtener el marbete y los agentes comienzan a hacer cumplir la ley, surgen las voces condenándolos y acusándolos de “abusadores”. Y es que una sociedad funcional tiene que hacer cumplir sus leyes. Hasta en la selva los animales establecen reglas y delimitan áreas que respetan cada uno.

Si a partir del 7 de enero se permite a esos miles de vehículos transitar sin el marbete ¿para qué existe la ley? Es por eso que cada año son más los que no se preocupan por obtener el documento, debido a que no hay sanciones drásticas contra los violadores. Y, lamentablemente, ese irrespeto se repite en muchas otras áreas, con iguales o peores consecuencias.  Nuestra Constitución establece claramente igualdad para todos. Como diría el fenecido líder reformista Joaquín Balaguer “sin injusticias ni privilegios”.

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