jueves , 25 abril 2024

LA CRÍTICA Teatro cubano en RD: “Candela”, historia de dos cubanas en busca del sueño artístico

Es un trabajo multidisciplinario, creación del actor, director y productor cubano Jazz Vilá (Hotel Coppelia)

FRANCIS MESA
Santo Domingo, RD

El primer encuentro entre Candela y Rosa Paula no pudo haber salido más atropellado. La torpe y decadente actriz, confundida y atribulada, interrumpe el concierto de boleros clásicos de la prometedora cantante, segura de que allí, en el viejo teatro habanero, se proyectaría la película de su primer protagónico.

“Candela” es un trabajo multidisciplinario. Una creación del actor, director y productor cubano Jazz Vilá (Hotel Coppelia), en el que mezcla canto, teatro, audiovisual y, en estos, la comedia, el drama y la integración del público dentro de la puesta en escena, que en Santo Domingo tuvo como escenario Casa de Teatro en la Zona Colonial.

A Jazz se le une en esta aventura, su compatriota Jordanka Ariosa, quien participó en la cinta dominicana “Lo que siento por ti”, una voz privilegiada para interpretar los éxitos de Olga Guillot, de La Lupe y de otras glorias de la música romántica de la época dorada de romanticismo cubano.

Candela y Perla Rosa son dos mujeres muy distintas. La una es una exquisita bolerista. La otra, una actriz poco agraciada, cuya carrera artística ha fluctuado entre el rechazo y el continuo fracaso. Ambas comparten objetivos aspiracionales: la persistencia y la esperanza de lograr el éxito.

“Candela” es un trabajo multidisciplinario, creación del actor, director y productor cubano Jazz Vilá (Hotel Coppelia). La obra se presentó en Casa de Teatro.

“Candela” es un trabajo multidisciplinario, creación del actor, director y productor cubano Jazz Vilá (Hotel Coppelia). La obra se presentó en Casa de Teatro.

Candela reconoce que el propio sistema político imperante en Cuba, que ha impulsado a tanta gente, entre estos muy buenos artistas a escapar de la isla, ha sido el mismo que le ha impedido a ella conseguir un buen papel en alguna película importante. Y sumado a su torpeza para relacionarse con las personas, está el hecho de que ya no es tan joven, ni tan hermosa, como esas “niñas” a quienes les llueven las ofertas, aunque no tengan un ápice de preparación.

Mientras que Perla Rosa promueve la resiliencia como única manera de sobrellevar las adversidades. Además, sostiene el discurso de luchar por lo que se quiere, de no rendirse, pero, en cambio, si esa fórmula no da resultado, mutar hacia una nueva estrategia, con el fin de alcanzar el éxito. Moverse. Migrar.

Ella misma es un ejemplo de ello. Su pasión por el Bel Canto no la condujo a nada, así que tuvo que fusionar sus técnicas clásicas con el reguetón. Tampoco tuvo el éxito esperado, pero al menos tuvo la posibilidad de probar cosas distintas.

Como puesta en escena, el experimento de Jazz y su productora JVP (Jazz Vila Projects) puede ser evaluado en dos partes.

La primera, lenta, atropellada y poco generadora de emociones, quizás por la interacción de los dos personajes (la actriz y la cantante), quienes se enfrascan en unos diálogos disparatados, que más que alegrar, aburren.

Y la segunda parte, cuando ya la trama se va desenmarañando y el argumento va tomando fuerza y los diálogos entre Vilá y Ariosa se tornan más profundos, dramáticos, catárticos y las cualidades histriónicas de actor y actriz explotan y se dejan sentir.

Candela y Perla Rosa son dos mujeres muy distintas.

Candela y Perla Rosa son dos mujeres muy distintas.

“Candela” es un texto muy cubano. Con realidades muy cubanas, recitado en cubano y protagonizado por dos cubanos.

Posiblemente, ese contexto que lo vuelve tan local se puso de manifiesto con la escasez de público en la Casa de Teatro, contrario a lo que cuentan sus intérpretes que ha pasado en su país.

Éste es un trabajo teatral íntimo y rebosante de melancolías. Escuchar esos viejos boleros en la voz “aguardientosa” y bohemia de Jordanka, mientras intenta infundir más fe, más resiliencia y más confianza en sí misma a esa Candela que no logra hacerse un puesto como actriz, sirve de bofetada para otras sociedades con más oportunidades, pero con ese sentimiento tan acomodaticio a la hora de perseguir los sueños.

El teatro y el canto en “Candela” se vuelven uno solo. La esperanza que no se pierde y el arte que es capaz de todo se dan la mano en este montaje que nos llegó desde Cuba y que sólo quienes tuvimos la dicha de presenciarlo, de sufrirlo y de gozarlo podemos reconocer cuán difícil es ser guerrero(a) en la batalla entre la ficción y la realidad

 

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